"He tenido varios pololitos simpáticos, pero he optado por quedarme con el más pesado. Porque puede uno ser simpático pero ladrón, simpático pero mentiroso, simpático pero flojo, simpático pero machista, o todas las anteriores juntas, agregándole otros tantos detallitos, y perdonárselos todos cuando lanza una sonrisa, habla despacito, tira una buena talla, se sacan un pito o una chela. No me vengan con inteligencia emocional, porque eso se llama pillería."
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